Empezamos a gastar las zanahorias como si fueran gratis y así nos pasó, que nos quedamos sin ellas a mitad del recorrido. Es una pasada ver la belleza de todos estos animales desde tan cerca. Los niños no paraban de gritar mira esto, mira lo otro y así todo el rato. Fue muy gracioso cuando a David le babearon la ventanilla, que asco.....decía. Nos llenaron todas las ventanas de babas.
Fuimos avanzando poco a poco sin dejar de mirar a un lado y a otro dando de comer a todos los animales que se acercaban al coche hasta que las zanahorias se acabaron. Os recomiendo llevar bastantes. Poco a poco fuimos pasando las dos primeras secciones del recorrido, las cebras y los ciervos nos parecieron espectaculares. Llegamos a la tercera sección donde pudimos ver una manada de Leones descansando en medio del campo. Aunque estaban bastante lejos daba bastante impresión pensar que solamente la puerta del coche nos separaba de ellos. Luego a la vuelta conseguimos verles desde un poco más cerca ya que el camino de vuelta pasaba más cerca.
Llegamos a las secciones cuarta y quinta donde pudimos ver rinocerontes, monos, hipopótamos y hasta un oso. Desde esta última sección volvimos pasando por las anteriores pudiendo ver de nuevo todos los animales. Nos encantó la experiencia de dar de comer a los animales, de verlos desde tan cerca e incluso de tener que parar el coche por completo porque una camello nos estaba cortando el paso. Los peques no pararon de disfrutar todo el camino.
Una vez terminado el recorrido fuimos a ver el espectáculo de aves rapaces en el que pudimos ver águilas, buitres, halcones, un cóndor y hasta un zorro y un lince que nos dejó impresionados con sus saltos y su elasticidad. La exhibición fue muy original, pues muchas de las aves las soltaban desde una torre de madera que estaba bastante lejos y podías ver el vuelo hasta que llegaban al recinto persiguiendo el señuelo que movían en nuestra zona.
Desde aquí visitamos el mini zoo donde vimos puerco espines, tigres de bengala, lobos y otros animales preciosos.
Comer en el Safari
Para comer fuimos a un kiosko que había cercano al minizoo y allí pedimos unos menús de hamburguesa, patatas y bebida. Son los típicos menús que puedes encontrar en Zoo, Faunia y todos estos sitios. He de decir que la comida estaba buena, pero nos dio pena no llevarnos el picnic desde casa porque es un sitio perfecto para tirarte debajo de un árbol en la mantita o comer en alguna de las mesas que hay para ello.
Una vez comimos, fuimos al rincón de los mansos, compramos zanahorias y mis dos valientes se metieron a alimentar a las cabras que buscaban estas zanahorias con mucha insistencia. David se agobió un poco cuando se vio rodeado de varias cabras y Alba aguantó como una jabata hasta que gastó las zanahorias. Nosotros desde fuera nos reímos mucho. Desde aquí fuimos al rincón de las aves, a la gruta de los cocodrilos y al reptilario.
El Safari Madrid no solo son animales
Una vez dimos por terminada la visita a los animales nos dirigimos a los toboganes. Allí mientras nosotros tomábamos un café tranquilamente y a la sombra, los niños no paraban de subir y bajar escaleras para tirarse una y otra vez. Les encantó y a nosotros también el momento de tranquilidad. Esta fenomenal, por 2,5€ pueden montar todo el día.
También montaron en los Karts que pillan justo al lado del tobogán. El coche de David corría menos al ser más pequeño pero Alba demostró ser una piloto de primera adelantando una y otra vez. Una vez acabaron los Karts decidimos dar por terminado nuestro día en el Safari Madrid.
Deciros que os lo recomiendo, que es una experiencia diferente y que Alba y David están diciendo que cuando volvemos. Si decidís ir aprovechar el cupón de descuento que nos ofrece el Safari.
Vuela con tus hij@s, cada momento será irrepetible.
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